El verso inverso
Atrapado en una caja de hierro, mi animal hambriento firma contratos de deseo temporal: amor artificial a precio de saldo.
Te conocí.
Y los versos se dieron la vuelta;
refugio, calma, calor en la boca,
aire en mis pulmones.
Quise regalarte
el mejor de mis poemas:
tu risa los domingos,
mi mano en tu bolsillo,
la primavera,
arítmico látido
del invierno que no llega.
No pude hacerlo.
Incapaz de escribir
al tiempo que respiro,
la poesía regresa después,
entre gritos de dolor.
Qué triste.
Quise escribirte
cuando aún no te había perdido.
Qué triste.
Con todo lo que me diste
solo tuve tiempo de decirte
nada.
.
2 comentarios:
Muy bueno, me ha recordado a la entrada: soldaditomarinero.com/no-te-quedes-duda :)
Triste, pero precioso
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