después de inyectarme en vena dos capítulos seguidos de Verano azul , tenía el cerebro lo suficientemente derretido como para saber que ahora, más que nunca, echo de menos a MrCaos. El hecho de saber que apenas se pasa por mi blog me libera de tal manera que me siento con el poder de decir lo que quiera, sin temor a recibir un mensaje al movil pidiendo cualquier tipo de explicación. En realidad no sería él quien pediría explicaciones, sería ese Ego suyo que no le deja vivir y que se alimenta de las bonitas palabras que le dedican sus amantes en un principio y de los poemas llenos de melancolía que le regalan después, cuando el amor se rompe de tanto usarlo.
Si, es cierto, MrCaos tiene unos cuantos defectos, algunos incluso resultan absurdos, pero toda mujer que le conoce sabe bien que es imposible no amarlo y
yo, como todas, sigo pensando en él muy a menudo. Es un secreto, nadie lo sabe. Todos creen que le he olvidado y que estoy más viva que nunca por esa razón. Pero la clave de mi felicidad no ha sido matar su recuerdo enterrándolo como a un pájaro muerto en mitad del bosque, no. Mi estrategia fue más allá: aprendí a querer a MrCaos de otra manera.
Porque las cosas se transforman y echar de menos a alguien puede pasar de ser un suplicio a un proceso catártico de los más constructivo. De esta forma, cuando su recuerdo llega a mi como una bofetada de calor en pleno agosto, aprovecho para escribir o hacer cualquier tipo de acto creativo que transforme los sentimientos rotos en creaciones que encajan como un puzzle perfecto. A menudo el resultado no es demasiado artístico, pero si está equilibrado. eso es lo único que me importa. Es el único momento en el que busco el orden, el orden que no me daba MrCaos...
Por eso, mi amor, vivo tranquila: tu ausencia ya no me duele, me alimenta.
GRacias
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