Querido Jeanpaul:

Hoy vino la señora nonsense a traerme un poco de sopa caliente. A pesar de su sobrepeso, logró subir uno a uno los peldaños de la empinada escalera que da acceso a la buhardilla... "te sentará bién" dice mientras se sienta en la cama y me pone una taza vieja de aluminio entre las manos " yo ya no siento nada" le respondo bajando la mirada... ella sonríe " si después de haber escalado "el everest" ,sorteando todos esos escalones del demonio, no se bebe usted, señorita, mi caldo de verduras...." .Empecé a beber ( cuando la señora nonsense se enfada es mejor no estar cerca, jeje ) y ella tarareó una canción de Madeleine Peroux. me habló de su juventud. de la costa . de los pescadores y los viñedos en los que jugaba cuando llegaba el verano. la fruta. el lago y las largas noches buscando estrellas fugaces en el bosque de Renés...

me di cuenta de que cada persona tiene una historia que debe ser contada para que pueda existir siempre, ya en los labios de otros..





Querido Jeanpaul:

perdona estas cartas y mi falta de poesía, pero necesito hablarte y contarte como una forma de no despedirme del todo...


París, 1989